La obra expone los avatares de la vida política y las costumbres sociales chilenas al fín del siglo XIX, a través de la mirada de un perro quiltro (sin linaje). El protagonista se llama originalmente Rompecadenas, pero va cambiando de nombre a medida que cae en poder de un nuevo amo. Así Rompecadenas pasa de una casa elegante a manos un inválido de guerra que lo hace bailar al son de melodías militares, para ser descubierto por un empresario circense, o ser adoptado por una desagradable comunidad conventual. Su último nombre, Can-pino, que le dieron los frailes, es una alusión burlesca al presbítero Luis Campino, encargado en aquellos años de reimpulsar la educación católica chilena.
Allende - Memorias de un perro escritas por su propia pata
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